Las pecas, también llamadas efélides, son un tipo benigno de mancha en la piel que aparece debido a un aumento del pigmento de melanina en la epidermis. Se caracterizan por ser pigmentos de coloración parduzca o rojiza, no uniformes, que se localizan en las zonas descubiertas de la dermis expuesta al sol, principalmente en la cara, la espalda, el pecho y los brazos. Aparece, sobre todo, en personas de piel blanca.
Existen dos tipologías de pecas dependiendo de su origen. Según el Parque de Salud MAR de Barcelona, se debe diferenciar entre aquellas que están presentes desde el nacimiento, denominadas nevus congénitos, o las que aparecen durante la infancia, la adolescencia o la edad adulta, las cuales son las más comunes.
La Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) establece que en el tratamiento disponible para acabar con la aparición de las pecas en la piel se encuentran las cremas y peelings despigmentantes, además de determinados láseres y fuentes de luz. Estas dos últimos siempre deben estar controladas por el dermatólogo. Para recurrir a cualquiera de estas medidas es necesario un diagnóstico previo de la lesión por parte del especialista, “quien podrá emplear para la eliminación un dermatoscopio, un microscopio confocal o incluso la biopsia”, explica Mª Elena de las Heras Alonso, facultativo especialista en el Servicio de Dermatología del Hospital Universitario Ramon y Cajal de Madrid.
Entre las fórmulas cosméticas más eficaces que pueden mejorar el aspecto de las pecas, la AEDV destaca la hidroquinona y sus derivados, el ácido retinoico, el retinol, el ácido kójico, el ácido azelaico y la vitamina C, entre otros. A pesar de emplear estos tratamientos, en la mayoría de las ocasiones será necesario recurrir también al tratamiento con peelings o fuentes de luz. En cuanto a los peelings despigmentantes, éstos son realizados por dermatólogos con experiencia y, en general, consisten en una combinación de hidroxiácidos junto con sustancias despigmentantes en diferentes combinaciones dependiendo de las características que presente cada paciente. Para que el tratamiento sea efectivo debe contar con una buena preparación y sobre todo con un cuidado estricto después del mismo, que suele incluir una alta protección frente a las radiaciones solares durante los días posteriores.
La experta señala que la prevención de la aparición de las pecas o efélides es posible gracias a “un uso constante y anual de fotoprotectores solares, junto con un control de la exposición solar.”
A pesar de que las pecas no suponen un riesgo para la salud de la piel, un cambio en las mismas puede derivar en un tumor maligno. El Parque de Salud MAR de Barcelona incide en la importancia que tiene detectarlo precozmente, puesto que un diagnóstico y un tratamiento a tiempo permiten aumentar las posibilidades de curación. Además, establece qué hay que tener en cuenta el acrónimo ABCD cuando una efélide cambia:
A: Asimetría. Es decir, cuando la peca presente una forma irregular.
B: Bordes. Hay que prestar atención a la irregularidad de los bordes.
C: Color. Si la peca presenta un cambip de color o la presencia de dos o más colores.
D: Diámetro. Es importante observar si el diámetro o media es superior a los 6 milímetros.
A pesar de que las cremas solares contribuyen a la protección de la piel y la aparición de las manchas, éste no protege al cien por cien de las radiaciones solares, por lo que hay que tener en cuenta otras medidas como:
De las Heras, establece una distinción entre las pecas o efélides y los lentigos. Éstos últimos se caracterizan por los siguientes aspectos:
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